lunes, 23 de mayo de 2011

Alberto Castillo, el cantor de los cien barrios porteños


Comenzó a manifestar su vocación por el canto mientras realizaba las practicas para obtener su grado de médico especialista en ginecología. Durante una fiesta estudiantil, animada por la orquesta típica de Ricardo Tanturi, sus compañeros le pidieron que cantara.

Así fue como ingresó al conjunto en 1939, llamando inmediatamente la atención su manera novedosa de cantar el tango. Destacado por su perfecta afinación, Castillo dejó una gran variedad de obras grabadas: "Madame Ivonne", "Che, pebeta", "Así se baila el tango", "Alma de bohemio", "Un tropezón cualquiera da en la vida", entre otras. Su slogan artístico fue siempre "el cantor de los cien barrios porteños".

Por Leonel Peluso


















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