Gustavo se sienta siempre del lado izquierdo, donde están las mesas que no fueron reformadas. Prefiere la de la ventana, pero hoy está ocupada.
- ¿Qué pasó, Antonín? ¿Cómo no me cuidó mi mesa? A usted las féminas lo pueden, eh.
- No, es que clientes son clientes.
Una pareja conversa plácidamente
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